Te entiendo. Comprendo tus miedos e indecisiones, tu enojo y tu dolor. A vos, que sos de las mías, de esas que cuando llegan a casa prenden el horno con la cartera puesta mientras los chicos se van a la pieza y tu marido se lava las manos.

Que volvés del pediatra por la calle con las dos mochilas, las dos camperas, el paraguas y la bolsa de las compras, todo eso junto,  toda desprolija, con algo de frío porque tu campera quedó abierta cuando sacaste la llave una cuadra antes, no vaya a ser que tengas que revolver la cartera frente a la puerta,  y en ese minuto a algún loquito se le ocurra hacerte una entradera.

A vos, que te aguantás diaria y estoicamente el mal humor de tu jefe solo porque a fin de mes llegará un sueldo que no alcanza, pero por lo menos cubre la prepaga… y que mirás la pantalla de la compu, con un aburrimiento fenomenal y te das cuenta de que ningún empleo en el mundo va a pagar nunca lo que vos valés, salvo que te animes a cortarte sola, desafío que dificilmente sea aprobado por alguien medianamente sano.

A vos, que pensás que si estuvieras en política harías las cosas tanto mejor, sin tantas vueltas ni demoras ni mentiras;  y te indignás cuando «ellos», los políticos, te dicen que están satisfechos con su trabajo, y sabés que hay chicos descalzos, enfermos, muertos de hambre… y «ellos» están satisfechos…

A vos, que aprendiste inglés en la escuela pero intuís que quizás no alcanza para trabajar en otro país, entonces declarás a viva voz «¡Mañana empiezo inglés!» como si, además, eso pudiera adelantar la partida; y pasan los meses y hay que pagar la cuota del instituto y los resultados solo se verán en el caso de que puedas finalmente emigrar a un país en donde se hable inglés, y además consigas un trabajo; y esa cuota  se hace cuesta arriba y empezás a cuestionarte y decidís entonces que ese dinero lo vas a ahorrar para cuando te vayas, y lo tengas que usar «de verdad», pero al poco tiempo lo tuviste que poner porque aumentó el seguro del auto.

A vos, que como yo, te pasaste las noches en vela en tu cama,  recorriendo el planisferio, a ver qué país te parece «potable» y  podría llegar a recibirte como persona decente sin tanto rollo, porque vos chorra no sos ni tampoco lo querés ser, entonces fuiste de menor a mayor, empezaste por el interior de Argentina, Uruguay, Chile, Brasil… y luego pasaste  a las ligas mayores, Estados Unidos, Canadá… y como nada te convence mucho cruzaste el océano y llegaste a España;  pero ya es Europa y entonces revisás a ver quién de tu familia te puede ayudar con el tema papeles y todos están muy ocupados resolviendo cómo van a pagar las expensas de ese mes, asi que no querés molestar. O, a decir verdad, nadie quiere ayudarte porque sos la oveja negra de la familia porque además de medio rarita te querés ir, y entonces embromate.

A vos, que  querés emigrar  hace tiempo ya, y que más de una vez escuchaste de gente que  tiene pasaporte suizo pero «quiere irse» legalmente a Canadá,  y «pobres», es un lío porque no pueden cumplir con los requisitos, y entonces te preguntan a vos – que no tenés ninguna posibilidad de visa de ningún lado-  cómo vas a hacer. Y entonces te enojás y suspendés todo, y ponés todo en la balanza y ves qué injustas que son ciertas cosas y cómo no son muchos los que aprecian lo que tienen.

A vos, te digo, pensá, discerní, escribí en un cuaderno la lista de los pros y los contras de emigrar. Contactate con otra gente, antiguos amigos o viejos compañeros, averiguá, preguntá, insistí, anotá, comentá. Conseguí información seria. Desconfíá de quienes en forma virtual, sobre todo Facebook te pintan todo de color de rosa, la mayoría de los que la pasaron mal o se volvieron no cuentan su experiencia y es precisamente eso lo que más te ayudará.

Guiate por información oficial y no te hagas la canchera, que cuando te bajan de un hondazo, duele.

Dialogá con tu familia todo, sobre papeles, dinero, contactos, sentimientos, miedos, opciones… De lo que puede pasar o no. Ya sea que emigres o no.  Tenete un «Plan B» armado y viable por las dudas. A los chicos hablales  en lenguaje que entiendan. Que sepan por lo que estás pasando y cómo creés que se puede mejorar o aliviar. Esto ayudará en el caso de que las cosas salgan mal y de seguro te apoyarán,  y además aportarán su granito de arena. Muchas veces los hijos en su inocencia, nos sorprenden con ideas y hasta soluciones que ni se nos hubieran ocurrido.

Y tratá de estar tranquila, porque además, tomar la decisión de emigrar requiere de un coraje que vos ya tenés; ¿o acaso no pariste? o ¿acaso no acompañaste a algún ser querido en su lecho de muerte?

Puede pasar que tu familia de origen se sienta abandonada y tus amigas te envidien … ¡allá ellos! Tendrán que resolverlo, vos estás tomando las riendas de tu vida y las de tu familia para mejorar.

Que nada ni nadie te detenga, una vez tomada la decisión mantenela firmemente porque claro, vos serás a capitana de esta travesía, y cuando aparezcan las tormentas sabrás sortearlas con habilidad.

Si dialogaste profundamente y a tiempo, si armaste una estrategia, si usaste tu inteligencia te darás cuenta que los bajones de este proceso, más o menos graves, se superan con la unión y el amor de la familia que te acompaña.

«…En la cruzada hay peligros

Pero ni aún esto me aterra—

Yo ruedo sobre la tierra

Arrastrao por mi destino;

Y si erramos el camino….

No es el primero que lo erra……Si hemos de salvar ó nó—

De esto nadie nos responde,

Derecho ande el sol se esconde

Tierra adentro hay que tirar,

Algún día hemos de llegar…

Después sabremos á dónde…

 

…Allá habrá seguridá

Ya que aquí no la tenemos,

Menos males pasaremos

Y ha de haber grande alegría,

El día que nos descolguemos

En alguna toldería…

 

…Y ya que á juerza de golpes

La suerte nos dejó aflus,

Puede que allá veamos luz

Y se acaben nuestras penas;

Todas las tierras son güenas

Vámonos amigo Cruz.»

(Extractos del Canto XIII, de El Gaucho Martín Fierro, de José

Ruth Percowicz
Ruth Percowicz

Mi nombre es Ruth y soy de Buenos Aires.  Trabajé como periodista en revistas y radios.  Siempre me gustó explorar, viajar, conocer lugares nuevos,  investigar. Luego de recorrer varios países y vivir un año en Estados Unidos, elegí instalarme en Fuengirola (Málaga).

Desde hace muchos años me dedico a la enseñanza y consultoría psicológica junguiana, actividad que ahora continúo haciendo tratando de contener a aquellos que desean emigrar o que hayan tenido experiencias fallidas en su proceso. Mi participación en este blog, además de generar contenido noticioso, intenta expresar mis vivencias que podrían ayudar o aliviar situaciones que se presentan antes, durante y después del proceso migratorio. Y todavía hay tanto por contar!

Podés concocer más de mi en mi blog personal.

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Por |2019-04-11T07:15:39+00:007.2.2019|Categorías: Pasamos el año|