“Aquí me hice a mí mismo”
Para Mauricio, ser argentino y vivir en Barcelona es perfectamente compatible. Un encadenamiento de hechos y un profundo amor por esa ciudad lo anclaron allí.
Hace 9 años que Mauricio Faenza (33 años) partió de Rosario para irse de mochilero por Europa, después de haber terminado su licenciatura en Economía y haber ahorrado dinero durante 6 años.
El tiempo previsto para aquel proyecto era de 45 días, pero como suele suceder, la vida cambia los planes… “El 11 de julio de 2001, con otros 3 amigos volamos hacia Londres y ahí empezó la aventura. Para finales de agosto, después de recorrer 10 países llegamos a Barcelona». Aquí, se encuentran una de las comunidades mas grandes de argentinos en España.
Dos amigos se volvieron, y mi mejor amiga de esa época y compañera de baile -los dos bailábamos tango y estábamos empezando a dar uno que otro show en Argentina- decidimos quedarnos 15 días más. Un día caminado por la calle conocimos a dos chicos que tocaban tango en la plaza de la catedral de Barcelona, nos pusimos a charlar y nos propusieron intentar hacer algo juntos para sacarnos unos mangos extra, cosa que funcionó de maravilla.
Con 3 horas diarias de duro trabajo bailando en las Ramblas de Barcelona y pasando la gorra nos alcanzaba para mantenernos sin problemas. Una cosa llevó a la otra y como en ese momento Argentina estaba más caro que Londres (cualquier similitud con la realidad actual es pura coincidencia), el presupuesto nos alcanzaba para quedarnos hasta finales de año y con esa idea continuamos…
Aunque no contábamos con el invierno (winter is coming), llegó el frío y bailar en la calle se volvió inviable. Mi amiga regresó, y a mí un amigo que conocí aquí me pidió que lo cubriera en su trabajo durante un mes, mientras el volvía a Argentina a tramitar sus papeles. Así llegó diciembre y la gran crisis… pues ¿para qué volver? Mi amigo quedó atrapado y regresó en marzo del 2002: para ese momento la situación en Argentina era desastrosa, y como tenía trabajo pero no papeles decidí quedarme para ahorrar algo y volver en cuanto tuviera suficiente dinero para poder aguantar en Argentina hasta lograr un trabajo allá. Llegó el verano y, 3 días antes de cumplir un año en Europa, con billete de avión reservado y todo listo para marcharme (la realidad siempre supera la ficción)… ¡me enamoré! Y por ende me quedé aquí.
Otra atmósfera
“Creo que algo que me llamó mucho la atención fue la libertad total que se respira, aquí no te juzgan por lo que sos o hacés. La seguridad, el poder salir a cualquier hora por cualquier lado sin tener que estar alerta todo el tiempo me fascinó: creo que ese fue el contraste más grande de todos y el que en definitiva 6 años después, cuando me separé, me impulsó a quedarme esta vez por mí, porque yo quería, y no por otra persona”.
Ser argentino: una ventaja
«La adaptación fue inmediata… Si algo tenemos los argentinos es una cultura muy similar a la de aquí. Trabajo desde hace años en temas relacionados con migraciones, y cuando ves el mapa migratorio en España, lo primero que salta a la vista es que los argentinos nos integramos de inmediato. De hecho en Barcelona nos concentramos en los mismos espacios que los catalanes. A diferencia de otras nacionalidades, los puntos culturales, sociales y políticos en común son muchísimos. Además en esa época todavía éramos exóticos y todo el mundo tiene aquí algún familiar que emigró a Argentina, lo que hacía que fuéramos altamente valorados.
El primer año me relacionaba casi solamente con argentinos, pero eso cambió con el tiempo, al punto que casi no tengo amigos argentinos en España. Hice amistades con una velocidad impresionante, y aún conservo mis amigos catalanes del principio. También me relacioné mucho con europeos y mexicanos, que siguen siendo mi núcleo de amistades.
Al principio las trabas eran mínimas, luego de la crisis y la avalancha migratoria la cosa se complicó un poco, pero no demasiado: dejé de ser ‘exótico’ y pasé a ser otro exiliado más. Igual, hasta el día de hoy sigue siendo una ventaja ser argentino en esta ciudad».
La visita anual
“Nostalgias tengo muchas, aunque cada vez menos según pasa el tiempo. Extraño a mi familia sobre todo, a mis amigos, los asados del domingo, el dulce de batata… Regreso cada año desde 2006, año en que perdí a mi hermano en un accidente de moto en Rosario. Desde entonces, no regresar cada año ha dejado de ser una opción, quiero estar con mi familia al menos un mes al año. Mi vieja también ha venido en dos ocasiones”.
El apego a Barcelona
“Amo Barcelona desde lo más profundo de mi ser. Es una ciudad maravillosa, ni muy grande ni muy chica, y el otoño es la mejor estación del año. Puedo ir caminado a todas partes o en bicicleta: como vivo en el centro paso meses sin agarrar el transporte público. Por otro lado está a un paso del resto de Europa así que cada mes o mes por medio me puedo escapar un fin de semana a alguna ciudad del resto de la Comunidad.
Como aquí la norma es compartir piso, he conocido gente de todas partes del mundo, por ende tengo amigos en todas partes y viajar se ha convertido en mi gran pasión… Y además barato: con las aerolíneas low cost y teniendo amigos en los lugares que visito, ¡es baratísimo viajar!»
¿Volver?
«Si volviera a Argentina echaría de menos el multiculturalismo de esta ciudad, sobre todo el hecho de hablar 4 idiomas casi a diario. La verdad es que hoy mis lazos sociales y afectivos aquí son mucho más grandes que los que tengo en mi país, y volver ha dejado de ser una opción en mi imaginario… Cuando uno lo pasa mal el retorno es siempre una opción, pero hoy para mí ya no lo es. Ya no me adapto a Argentina, me siento un turista desde el momento en que me subo al avión, aunque no lo descarto por completo… si surge algo que me impulse a volver, lo valoraré con ganas».
El crecimiento personal
“Todo cambió en mi vida. Cuando llegué tenía 24 años, era ‘un niño’ en un cuerpo de adulto. Mi vida era la facu de lunes a viernes y el trabajo en un minimarket los fines de semana, las clases de tango, las de inglés y los amigos… no tenía mucho tiempo libre. Aquí me hice a mí mismo, me construí casi desde cero: es divertido comparar la visión tan diferente que tienen de mí mis amigos de aquí y mis amigos de Argentina. Ser de golpe un ilegal con titulación universitaria y trabajar casi de cualquier cosa que te puedas imaginar fue un gran cambio en mi vida. Conseguí la residencia de estudiante en 2003, en 2005 entré en la regularización y tuve permiso de trabajo y residencia, y en 2006 conseguí la ciudadanía italiana.
Aquí me quité la careta que llevaba en mi país, aquí soy yo: no te juzgan, no hay chismerío por todas partes, me he vuelto más hosco… así son los catalanes a diferencia de nosotros. Y con el tiempo, sin darte cuenta, vas cambiando, seguís siendo vos y llevás siempre tus raíces pero somos permeables y las costumbres y maneras se te pegan, tanto las buenas como las malas”.
Las conexiones
“El skype es lo mejor, puedo ver casi a diario a mi primer sobrino que nació en enero, a mis viejos, a mis amigos… la distancia ha casi desaparecido. Leo los diarios de Rosario cada día desde hace casi 9 años, los llamo a mis viejos cada semana: la tarjeta me cuesta 4.50 € y me da 25 horas, así que nunca llego a gastarla toda porque se vence a los 3 meses”.
La distorsión de la realidad
“Uff… hay mucha manipulación mediática en Argentina, me aterra. Veo cómo la derecha gana terreno cada día y después de padecer al señor Aznar en España, me da miedo que un personaje siniestro como ese pueda erigirse en mi país. Veo muchas mentiras, distorsiones de la realidad, ¡pero sobre todo manipulación! Me gustaría que cambie la hipocresía que siento a veces en mis compatriotas, el egocentrismo crónico que creo que tenemos: no somos el ombligo del mundo y da la sensación de que nos comportamos como si lo fuéramos. Tantas veces oí y me creí lo de ‘esto sólo pasa en este país de mierda’… No es verdad, pasa en todas partes: en todos lados hay corrupción, políticos ladrones, inseguridad en mayor o menor medida, oficinas públicas desastrosas y un largo etcétera”.
El sueño de expatriado
“Aquí trabajo desde hace 7 años en una Fundación de desarrollo comunitario, de inserción sociolaboral y economía social. Siempre me gustó el tercer sector (caracterizado por la no pertenencia a las economías públicas o privadas, las ONG son un claro ejemplo) y desde hace 2 años dirijo la entidad, algo muy difícil aquí si eres extranjero. Soy asesor de la Confederación española de Asociaciones de Vecinos, participé durante años del Consenso Social de Migraciones Catalán, el año pasado trabajé 6 meses en Quebec, en el Consejo de la Economía Social, siempre en el tercer sector… cosa que me hace bastante ruido, hago trabajo social aquí cuando en mis país es mil veces más necesario, me da un poco de culpa la verdad.
Mi proyecto es poder algún día devolver a mi país de alguna manera toda la formación que me dio, llevo un tiempo incursionando en la cooperación internacional con el objetivo de montar proyectos en Argentina: ese es mi sueño”.
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Hola! Mi nombre es Fausto, oriundo de Marcos Paz, Buenos Aires. Actualmente viviendo con mi familia en Málaga, Rincón de la Victoria. Soy Odontólogo, que es a lo que le he dedicado gran parte de mi vida, previamente haber tenido casi 3 años de experiencia como cocinero.
Mi aventura de emigrado comenzó en septiembre del 2018, cuando partimos a Italia a realizar la ciudadanía, luego de 3 meses vinimos a radicarnos a España.
Colaboro en este blog en la difusión de redes sociales, mientras que con mi mujer estamos desarrolando un proyecto de cosmética natural, balsamica.es
Comencé a introducirme en el mundo del marketing digital, web y redes sociales buscando nuevos horizontes. Para mi la vida es una aventura y estoy en constante búsqueda de un camino que me permita realizar mis sueños.
Gracias por leer estas lineas sobre mí, ya te contaré aún más.
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